AMIGOS DEL SERVICIO DE INFECTOLOGÍA DEL HOSPITAL ARGERICH

AMIGOS DEL SERVICIO DE INFECTOLOGÍA DEL HOSPITAL ARGERICH
AYUDEMOS A NIÑOS Y ADOLESCENTES QUE NACIERON Y CONVIVEN CON EL VIRUS DE HIV/Sida

Estos jóvenes se enfrentan a tratamientos durísimos, secuelas ocasionadas por la enfermedad, dificultades para abordar su sexualidad, crecimiento y desarrollo con estigmas.

Son muchísimos los obstáculos que empujan a veces a estos jóvenes a interrumpir su tratamiento.

El proyecto que nos une es poder darles un apoyo económico y social, retirarlos de las calles, del riesgo de la vulnerabilidad social y garantizarle sus derechos.

Esto lo podemos lograr en parte logrando que aprendan un oficio para que se puedan insertarse en el mercado laboral, hay que recordar que muchos de estos chicos han perdido a uno o ambos padres, y que en algunos de los casos están a cargo de tutores.

martes, 27 de noviembre de 2012

NACER, CRECER Y VIVIR CON HIV



Llega con unos minutos de retraso, un poco agobiada porque ha dejado su auto mal estacionado, pero aun así saluda con una amplia sonrisa… espera unos segundos para relajarse y en unos instantes se tranquiliza para empezar a contar su historia. La historia de una chica que nació seropositiva.

Ahora está en los veinte, tiene unos ojos color almendra que irradian simpatía y le gustaría decir su nombre, pero prefiere quedarse en el anonimato para evitar ser reconocida.

Desde muy pequeña soy seropositiva porque mi madre me dio leche materna“, le cuenta a BBC Mundo. “Al principio no me dijeron nada, me decían que me tenía que tomar unas pastillas para ponerme bien“.

Pero la niña fue creciendo, y fue dándose cuenta de que sus pastillas no eran para la gripe.

Además, cuando iba a clase, algún chico me hacía comentarios de mis padres; que si eran drogadictos, que si tenían SIDA… Yo sabía que estaban un poco enfermos, que algo les pasaba, pero tampoco le daba importancia“.

No le dio importancia hasta que, a sus 13 años, su madre murió. “Es cuando pensé ‘¿qué está pasando?’ y empecé a preguntar“.

En televisión también vi que algunas de las medicaciones que salían sobre el tema me las tomaba yo y le decía a mi padre ‘¡pero si esto me lo tomo yo!’ y así, poco a poco me lo fueron contando bien“, relata esta chica desde la sede de ACTUA, una Asociación de personas que viven con el VIH en España.

Primero, el rechazo

Medicamentos antirretrovirales para tratar a paciente con VIH/SIDA
Al principio no me dijeron nada, me decían que me tenía que tomar unas pastillas para ponerme bien

Al saber que era seropositiva, su primera reacción fue de rechazar lo que le estaba pasando. “Decidí no tomarme la medicación porque como me lo habían escondido, pues… no me cuidé”.

Cuando estaba en casa de su abuela se tomaba todas las medicinas, mientras que los fines de semana suspendía el tratamiento.

Al principio su rebeldía sólo se notaba en los análisis, pues físicamente se sentía bien.

Pero poco a poco me fueron saliendo cosas que me hicieron pensar que me la tenía que tomar, porque si no, podía acabar muriendo o me podía pasar algo malo de verdad que después no tendría solución“.

Sin embargo, ella sabe que no es fácil contarle a un niño que es seropositivo, que tiene una enfermedad que está estigmatizada por la sociedad.

Yo, en mi adolescencia lo tenía como un secreto, pero… a la hora de la verdad, mis amigos también lo sabían. No hablábamos de este tema, lo tenía bastante escondido“, aunque confiesa que un día fueron sus amigos quienes le preguntaron si tenía SIDA.

No lo negué, pero tienes miedo. Como te lo han estado escondiendo toda la vida, piensas que si lo cuentas, a lo mejor te van a rechazar. Tienes miedo“.

“Esas pastillas”

Para mí todavía es un poco fantasma el ser seropositivo porque es como si no estuviera aquí y realmente está en todos los sitios

Asumir que se tiene el VIH conlleva tomar importantes decisiones para una adolescente que está empezando a ser independiente.

Tuve que dejar de salir como una niña normal. Tenía que decidir entre pasármelo bien y tomarme las pastillas… es que me tenía que cuidar, porque me estaba sintiendo mal físicamente“.

Pero cuando se siente bien, para un joven es difícil estar todo el tiempo consciente de que depende de un tratamiento, de que necesita ciertos cuidados.

Para mí todavía es un poco fantasma el ser seropositivo porque es como si no estuviera aquí y realmente está en todos los sitios“.

También tienes miedo a contarlo porque no todo el mundo te va a juzgar igual, y tener que tomarme esas pastillas y que te pregunten y es mi intimidad, ¿sabes?”

Los prejuicios

Pareja caminando
“Con el tiempo lo hablamos y bien, porque él ya lo sabía y no me había dicho nada. Supongo que estaba esperando a que se lo contara yo”. Así que lo hablaron y su pareja le apoyó. “Me ayudó un montón a poder sentirme normal”.

Quizás porque ha sido muy cautelosa con su condición, ella no ha sufrido rechazos directos, pero sí ha escuchado muchos comentarios prejuiciosos sobre las personas con VIH/SIDA.

Una vez, la madre de un amigo mío llamó por teléfono y nos dijo ‘cuidado esta noche, no hagan cosas malas, vigilen…’ y mi amigo le contestó ‘no tranquila, si no beberemos, ni fumaremos y tendremos relaciones con gente que tenga SIDA‘”.

Claro, esto te choca porque no es la solución no tener relaciones, ¿sabes? Porque con precaución lo puedes hacer, y… es eso, yo hubiera dicho muchas cosas, pero no lo dije para que no me preguntaran ‘¿por qué sabes tanto de esta enfermedad?‘”

Pero no todo es rechazo y prejuicios. “También ha habido gente que se ha abierto un montón a mí, que cada vez que me ve me pregunta cómo estoy y está pendiente de si voy al médico y me han ayudado mucho. A lo mejor sin ellos me hubiera costado más“.

La pareja

“Yo me siento normal, para mí es como ser rubia, alta o bajita, pero¿ me hacía sentir diferente todo este estigma que hay, el mantenerlo en silencio, las mentiras me hicieron penar, el porqué me lo escondían… ‘¿será que soy diferente?’”

El miedo que tuvo ella de explicar a sus amigos que es seropositivo, no es nada en comparación a contarle a su pareja su condición.

Al principio también era un poco tabú, pensaba que no lo sabía y no le decía. Lo hacíamos con protección, pero tampoco hablábamos de por qué, ¿sabes?

“Con el tiempo lo hablamos y bien, porque él ya lo sabía y no me había dicho nada. Supongo que estaba esperando a que se lo contara yo“.

Así que lo hablaron y su pareja le apoyó. “Me ayudó un montón a poder sentirme normal“.

“Un bicho malo”

Esa sensación, de sentirse “normal” quizás sea una de las más contradictorias y a la vez ansiada de esta chica.

Yo me siento normal, para mí es como ser rubia, alta o bajita, pero¿ me hacía sentir diferente todo este estigma que hay, el mantenerlo en silencio, las mentiras me hicieron penar, el porqué me lo escondían… ‘¿será que soy diferente?‘”

Entonces, realmente te sientes normal, pero ante la sociedad te ves un poco diferente. No como un niño problemático, pero sí como un niño que le pasa algo¿ es que te sientes como un bicho malo, algo raro, ¿no?

Ya no me siento como un bicho raro, porque es como cualquier otra enfermedad. Es una cosa más de mí que a lo mejor me ha dado la posibilidad de crecer en otros aspectos más humanos…

“También me ha ayudado mucho, me ha ayudado a no discriminar a la gente, a ser más solidaria, me ha ayudado a conocerme mejor a mí misma, a crecer más… y a ser más fuerte, sobretodo“.



Fuente: BBC Mundo

viernes, 23 de noviembre de 2012

AYUDEMOS A NIÑOS, ADOLESCENTES Y JOVENES QUE NACIERON Y CONVIVEN CON HIV/SIDA


Estimados amigos!!!
Necesitamos de tú ayuda.
Requerimos de ropa para jovenes de ambos sexos, entre los 14 a 21 años, que esten en buen estado.
Igualmente a quienes puedan aportar becas de estudio y trabajo para los mayors de 18 años.

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Igualmente puedes contactarte al Hospital Argerich:

Ubicación: 1° piso / Consultorios 1019-1021-1023-1025
Email: infectoargerich@speedy.com.ar
Coordinadora de Grupo de Trabajo: Dra. Claudia Gabriela Rodriguez
Tel. Secretaria: 4121-0833
Tel. Consultorios: 4121-0828/29